Sí señores, con el permiso de missssss Clinton, algunos también gozamos de un espectacular supermartes.
Donnington St. 9.00 a.m.,
Retorcido en el sofá, rumiando su habitual yogur desnatado, la mañana se presenta rota. No es más que un día sombrío; a pesar de los cielos parcialmente cubiertos, la lluvia no cesa de caer sobre el parqué levantado de su cuarto de baño. Y no es una casa en ruinas, sino un cero en la memoria. ¿Cuánto puede costar llamar al desfacedor de entuertos?: el fontanero, que no me cogió hace una semana y... ahora me da pereza descolgar.
Una triste vida y a trabajar. Pues NO.
En mi cabeza la idea de un nuevo esfuerzo. Una empresa. Un: quiero una vida dominada -pero por la primera persona del singular-.
"Buenos días Roma, soy Giggi el bienhecho." (Jaimito)
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