Tengo coche. A priori, ésta, se puede considerar como una información estéril, desde luego no pretendo presumir de una pertenencia que es común al último de los españoles. Es un subtítulo.
Quiero un coche. Esta afirmación podría resultar caprichosa, siempre y cuando soy yo el único que conoce el motivo de la misma. Pero os quiero hacer partícipes del estado de mi actual posesión; para que os hagáis una idea: hace poco ví el rodaje de una película, era de época. Les pedí que me cambiaran mi coche por un carromato de los que utilizaban una vez concluida la grabación. Ataque de risa mayúsculo, pero el director me pidió el número por si los guionistas entraban en huelga.
Tengo una hipoteca. Otra de las informaciones yermas. Con este subtítulo quiero que conozcáis mi grado de angustia económica, y aunque mi cuota no es, desde luego, la más alta que conozco, no hago pagos baladís mensuales como para vanagloriarme de mi situación de mileurista.
Ahora apliquemos la lógica: tengo coche, pero necesito otro; tengo hipoteca; soy mileurista 'pelao'. Datos que hacen que mi vida necesite un crédito -que, por cierto, solicité la pasada semana y hoy firmaba-. PUES NO, no lo he firmado. Sé que peco de iluso, de vivir en un mundo de flores rojas y amarillas, pero lo que no me esperaba es que, habiendo pedido tres millones de las antiguas pesetas (yo vivo el euro, pero es para que os cuadre más fácilmente), acabe pagando casi cinco millones. JA!!!!
Por supuesto, mi negativa le ha hecho estrujarse el coco al banquero de marras y me ha prometido una revisión. CAOS.
Mi supermartes promete, aún son las 14.06 h.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario