Vaya,... lunes! Pero con ánimo, ¿eh?
Sólo son quejas... y eso que soy feliz. La verdad es que superfebrero es como la cuesta de su precedente, pero en jodido. Lo mejor de todo son los kilómetros que llevo a la espalda -jo qué suerte, diréis-, viajes al norte y demás. Todo espera su fin, todo excepto la calma. Sin el alma a punto, consiguió experimentar cerca de su falda, sin el colapso de la oscuridad lunática (de lunes).
Sabéis que a veces nos tomamos la vida con calma -excepto el metro-.
Bueno, vamos con lo que veníamos: no tengo nada que contar.
Bloqueo.
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